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Paremiología y otras arrugas del lenguaje
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Paremiología y otras arrugas del lenguaje
La mirada
26.03.11 - 00:30 - FÉLIX MARAÑA
http://www.lasprovincias.es/v/20110326/culturas/paremiologia-otras-arrugas-lenguaje-20110326.html
26.03.11 - 00:30 - FÉLIX MARAÑA
Después de Quevedo -que inventaba con acierto la endecha hiriente, furibunda, o tierna-, en España ha habido algunos paremiólogos de fuste, pero pocos con el ingenio y el talento de José Esteban. Reciente se ha reeditado su ensayo '¡Judas! ¡Hi de puta!: Insultos y animadversión entre españoles', publicado por Renacimiento, un libro primoroso, amén de entretenido, para estudiar a los ciudadanos de este país, particularmente del cuello para arriba, como decía Unamuno. Por los insultos son arrugas del lenguaje y de la mente. En el prólogo a otro volumen de paremiología, 'El gran libro de los insultos', de Pancracio Celdrán, Forges recuerda que es común afirmar que no hay idioma en el mundo como el castellano para esto de favorecer el insulto a los semejantes. El español, afirma Antonio Fraguas, es considerado por los expertos el más 'corteinglésico' almacén de insultos del planeta Tierra. En Argentina he oído algo parecido, referido a su propio país, aunque el idioma es el mismo, y es posible, y evidente, que en todos los idiomas de la tierra se cuecen habas. El insulto, el menosprecio y la exclusión del otro está de moda. En las televisiones y en la Red los insultos que más se jalean son los vulgares.
Pepe Esteban y Pancracio Celdrán, que tienen en ambos casos un sentido pedagógico y un modo de contar, como de hablar, humorado y festivo, al almacenar los insultos con un discurso intelectual, al modo del diccionario que anota, apunta y sugiere, están contribuyendo a esa noble tarea de datar en la historia la jerga, la intención y la memoria popular, como, en otro plano, lo hicieron Menéndez Pidal, José María Iribarren ('El porqué de los dichos') o nuestro Antonio Zavala. Porque, ante todo, la colección del paremiólogo está en eso, en referir, en fijar estados del tiempo. Por ejemplo, ahora todo el mundo dice 'guiri', para referirse al extranjero, pero pocos saben que esa jerga tiene su raíz en una palabra vasca, pues así llamaban (insultaban) los carlistas a los liberales, en una derivación de 'giristino', es decir, cristino, partidario de la reina Cristina. Mira por dónde.
Claro está que en la sarta de insultos, denuestos, desprecios y chanzas, todo junto, por encima del ingenio formal, y de la intuición del inventor de la arruga, está la intención, y eso no es mensurable, pero sí se puede decir que, en estos asuntos la intención del emisario es perceptible, sobre todo cuando éste carece de ingenio. En una publicación de hace unos días, un escritor vizcaíno ruega en testamentaria que quien esto escribe se abstenga de hacer obituario alguno a la muerte del personaje. El susodicho tiene al menos muy claro que va a morir antes que yo, que ya es claridad, lo que no deja de ser atrevimiento, aunque estando en el poder, cualquier cosa. Lo que no sabe es que hay otros escritores que me han encarecido el obituario, por escrito y, si quieren, les reboto el correo. En el lenguaje arrugado, se adivina la conciencia, dijo Unamuno. Que éste sí que insultaba con propiedad, como Quevedo.
Pepe Esteban y Pancracio Celdrán, que tienen en ambos casos un sentido pedagógico y un modo de contar, como de hablar, humorado y festivo, al almacenar los insultos con un discurso intelectual, al modo del diccionario que anota, apunta y sugiere, están contribuyendo a esa noble tarea de datar en la historia la jerga, la intención y la memoria popular, como, en otro plano, lo hicieron Menéndez Pidal, José María Iribarren ('El porqué de los dichos') o nuestro Antonio Zavala. Porque, ante todo, la colección del paremiólogo está en eso, en referir, en fijar estados del tiempo. Por ejemplo, ahora todo el mundo dice 'guiri', para referirse al extranjero, pero pocos saben que esa jerga tiene su raíz en una palabra vasca, pues así llamaban (insultaban) los carlistas a los liberales, en una derivación de 'giristino', es decir, cristino, partidario de la reina Cristina. Mira por dónde.
Claro está que en la sarta de insultos, denuestos, desprecios y chanzas, todo junto, por encima del ingenio formal, y de la intuición del inventor de la arruga, está la intención, y eso no es mensurable, pero sí se puede decir que, en estos asuntos la intención del emisario es perceptible, sobre todo cuando éste carece de ingenio. En una publicación de hace unos días, un escritor vizcaíno ruega en testamentaria que quien esto escribe se abstenga de hacer obituario alguno a la muerte del personaje. El susodicho tiene al menos muy claro que va a morir antes que yo, que ya es claridad, lo que no deja de ser atrevimiento, aunque estando en el poder, cualquier cosa. Lo que no sabe es que hay otros escritores que me han encarecido el obituario, por escrito y, si quieren, les reboto el correo. En el lenguaje arrugado, se adivina la conciencia, dijo Unamuno. Que éste sí que insultaba con propiedad, como Quevedo.
http://www.lasprovincias.es/v/20110326/culturas/paremiologia-otras-arrugas-lenguaje-20110326.html
Isabel
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