Conectarse
Últimos temas
Buscar
Sitios de interés
Temoa. Portal de Recursos Educativos Abierto
Terralingua. Unity in biocultural diversity
Biblioteca virtual Miguel de Cervantes
Círculo de lingüística aplicada a la comunicación
Corpus Histórico del Español en México
LINGMEX. Bibliografía Lingüística de México desde 1970
Revista de Lingüística y Lenguas Aplicadas
Summer Institute of Linguistics
Diccionario de partículas discursivas del español
Academia Mexicana de la Lengua
Instituto Lingüístico de Verano en México
Multilinguale. Le esperanto XXI century
SOROSORO. ¡Para que las lenguas del mundo vivan!
Association for Linguistic Typology
Argumentos más vistos
El gíglico o el arte de sugerir
Página 1 de 1.
El gíglico o el arte de sugerir
Julio Cortázar, ese escritor argentino aunque nacido en Bruselas, inventa un lenguaje al que él llamó gíglico, una muestra de ello es el capítulo 68 de su obra maestra Rayuela. Es un lenguaje que sugiere, que evoca, que dice sin decir. La creación del mismo algunos lo han achacado a una borrachera, otros a una "lucha" entre amantes, otros únicamente a la búsqueda de la transmisión narrativa sin usar palabras del diccionario con el único propósito de que sea el lector el que encuentre sus propias conclusiones... pero quizá sea una mezcla de todas ellas, ¿quién sabe?
Y buscando conclusiones, con este texto se puede llegar a mil sitios, ¿verdad?
Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente su orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, las esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentía balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.
Y buscando conclusiones, con este texto se puede llegar a mil sitios, ¿verdad?
Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente su orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, las esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentía balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.
http://amargodondelabelleza.blogspot.com/2007/06/el-gglico-o-el-arte-de-sugerir.html
Isabel
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
|
|
Sáb 14 Ene 2012 - 0:01 por ANTOAGUAYO
» "Soy el último de los míos", Félicie Dubois
Jue 12 Ene 2012 - 10:01 por Isabel
» Arte y técnica del palíndromo
Sáb 7 Ene 2012 - 10:50 por Isabel
» El territorio de las humanidades
Sáb 7 Ene 2012 - 10:46 por Isabel
» Evolución: lengua y cultura
Sáb 7 Ene 2012 - 10:40 por Isabel
» Al pan, pan y al vino, vino
Sáb 7 Ene 2012 - 10:35 por Isabel
» Necesito ayuda.
Dom 1 Ene 2012 - 10:46 por Diani
» ¡Dejemos de encerrar a los mayas en sus pirámides!
Vie 23 Dic 2011 - 11:09 por Isabel
» Engendro anglo lingüístico
Miér 21 Dic 2011 - 10:43 por Isabel
» MyObserver, una solución basada en tecnología lingüística que convierte el ruido de Internet en oportunidades de negocio
Miér 21 Dic 2011 - 10:40 por Isabel
» El gíglico o el arte de sugerir
Mar 20 Dic 2011 - 11:21 por Isabel
» Cortázar y la Vía Láctea
Mar 20 Dic 2011 - 10:36 por Isabel
» Desmárcate: Aprende un idioma inventado
Mar 20 Dic 2011 - 10:24 por Isabel
» "Los amorosos", Jaime Sabines
Dom 18 Dic 2011 - 10:24 por Isabel
» José Agustín: del lenguaje soez al premio de Lingüística y Literatura
Dom 18 Dic 2011 - 10:19 por Isabel
» Nosotros los proles
Dom 18 Dic 2011 - 10:15 por Isabel
» «Mi padre me habló toda la vida en esperanto»
Dom 18 Dic 2011 - 10:08 por Isabel
» Las explicaciones tras nuestra compleja "torre de Babel"
Dom 18 Dic 2011 - 10:03 por Isabel
» Sobre traducción...
Dom 18 Dic 2011 - 9:57 por Isabel
» La RAE completa con un tomo de fonética la 'Nueva gramática de la lengua española'
Dom 18 Dic 2011 - 9:53 por Isabel