«Un trastorno del lenguaje modifica la interacción entre el niño y su entorno»

La logopeda Blanca Villanueva afirma, en los Cursos de Verano de la UC, que la respiración puede alterar la articulación del habla.

Los niños que respiran por la boca poseen, por lo general, una cara larga y angosta con paladar largo y estrecho. Además, tienen los labios entreabiertos y la lengua baja, lo que impide a este órgano servir como apoyo para una correcta deglución y obstaculizar la entrada de aire.

Las consecuencias de este mal habito son múltiples: excesiva producción de saliva, ronquidos, alteraciones en el crecimiento óseo, en la masticación e, incluso, en la articulación a la hora de mantener una conversación.

Según la logopeda Blanca Villanueva, ponente en el ciclo de conferencias que se imparte en Laredo dentro de los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria, un déficit en el lenguaje «modifica, sutancialmente, la interacción entre el niño y su entorno». Por ello, es necesario que el problema se solucione en edades tempranas.

La respiración bucal es la responsable del 70% de los casos de deglución infantil. El resto se debe a otras prácticas como la succión del chupete, del biberón o de dedos.

Para conseguir que el menor abandone estas costumbres, la logopeda recomedó «concienciar al niño, motivarlo y demostrarle que ya es capaz de superar esa etapa». Aunque la experta aclaró, que es necesario saber las razones que le han llevado a ella para poder obtener resultados efectivos.

En todos los casos señalados, «no se puede tratar el problema si no se elimina el mal hábito y una vez que esto ocurre, la mordida se cierra, los dientes se recolocan...», es decir, la boca vuelve a recuperar su estado natural.

Blanca Villanueva señaló que «estos trastornos se pueden corregir y es importante hacerlo de manera precoz, porque si no se añaden otros tipos de trastornos».

El papel familiar

Otros de los temas que abordó la especialista durante su conferencia ha sido los desordenes en el habla. En estos casos, recomendó que los padres soliciten ayuda en cuanto noten algún indicio de retraso. El papel de la familia es muy importante, por tanto, resulta esencial para poder resolverlo, ya que pueden aportar sus ideas y contribuir a que las decisiones adoptadas por los profesionales se ajusten a las características y a las circunstancias del niño.

Por otra parte, los especialistas en logopedia, también ofrecen a los padres diversas estrategias educativas para poder mejorar la conversación con el menor. Entre ellas destaca el formularle preguntas de elección, corregir implícitamente los enunciados al niño - es decir, mostrarle cuál es el correcto, no indicarle que el suyo no lo es-, valorar de manera positiva lo que hace o dice o expandir sus enunciados.